1885
Lienzo sobre cartón,
35 x 43 cm
Madrid, Museo Thyssen-Bornemisza

Vincent van Gogh - Paisaje al atardecer

Este pequeño paisaje fue pintado en Neunen, donde Van Gogh vivió en la casa familiar, ya que su padre se hizo cargo de la parroquia del pueblo desde finales de 1883 hasta 1885. La obras ejecutadas durante ese período son principalmente de dos temas: retratos de campesinos y paisajes. El artista amaba el campo y se inspiraba en la gloriosa tradición holandesa de la pintura de paisaje, pero también la interpretación modernizada que hacían de ella los artistas de la "Escuela de La Haya", siguiendo el ejemplo de lo logrado en Francia por los pintores de Barbizon. En el cuadro de Madrid, Van Gogh se remite explícitamente a esas obras. El tema tiene un aire informal, incluso trivial, sin que aparezca ningún edificio representativo. Como el paisajista del siglo XVII Jacob van Ruysdael, especialmente admirado por él, no opta por un escorzo particular sino por una simple vista campestre. En la "Escuela de La Haya", uno de sus exponentes más destacados, Anton Mauve, fue durante un breve período maestro del artista, que se inspiró en él en lo referente al acorde tonal, en armonía con los colores locales, y a la superficie nítida, sin ningún efecto ni "pasaje de bravura".

La composición se organiza con gran sencillez: el espacio es dividido en dos por la línea del horizonte, subrayada por la franja marrón del campo. La parte inferior, más oscura, está dominada por la presencia central de la zanja nevada, que introduce una nota luminosa; la superior, por el contrario, está protagonizada por el tono claro del cielo, cuya masa vacía equilibran las sutiles y esbeltas siluetas de los árboles. Estos últimos se distribuyen asimétricamente a los lados de la zanja; de ello resulta una organización de los espacios, llenos y vacíos, calibrada con esmero. Precisamente de su extrema simplicidad se deriva el poder de sugestión de la obra.