Diego Velázquez - Francisco Lezcano, el Niño de Vallecas
- Detalles
- Marta Olmos
- Diego Velázquez obras de arte
Año 1642
Óleo sobre lienzo, 107 x 83 cm Madrid, Museo Nacional del Prado
Francisco Lezcano fue bufón del príncipe Baltasar Carlos y del funcionario de palacio Encinillas, que apuñaló a su mujer por celos de don Diego de Acedo, también retratado por Velázquez. En el cuadro, Lezcano está vestido de paño verde, color propio de los trajes de caza y adecuado para el paisaje de la sierra madrileña que se atisba al fondo, el mismo del retrato de Baltasar Carlos, cazador.
El abrigo o gruta donde se encuentra el enano es un escenario propio para la meditación. Por la abertura del tabardo asoma la camisa, arrugada pero limpia; de aquella prenda salen los brazos, en mangas de tela rosada. La pierna derecha se ve de frente, poniendo bien de manifiesto su deformidad y la suela del calzado de cojo; la izquierda tiene la calza caída sobre el tobillo. El traje, que no es de mendigo, da una impresión de descuido típico de la mente trastornada del enano, cuya cabeza, mansamente inexpresiva, se inclina levemente al sol. Entre las manos gordezuelas y juntas tiene un objeto; algunos piensan que es "un pincel de mango y brocha cortos y planos, que el pintor le dejaría para que se entretuviera"; para otros es "un trusco de pan o un casco de teja". Pantorba sostiene que se trataría de un mazo de cartas. En apoyo de esta interpretación, hay quien aventura la idea de que las cartas sirven al pintor "para animar la pintura y establecer la atmósfera psicológica del cuadro"; es cierto es que los cortos dedos del enano parecen a punto de hacer un juego de manos o de barajar las cartas.
En 1964, el doctor Moragas diagnosticó que el personaje sufría de "cretinismo con oligofrenia y las habituales características de ánimo chistoso y fidelidad perruna". "En la cara hay una expresión de satisfacción, favorecida por el entornamiento de los párpados y la boca entreabierta, que parece acompañarse de inicio de una sonrisa...". Muere en 1649, tres años después que su amo, fallecido en Zaragoza en 1646.