1502-1503
Tabla, 280 x 165 cm
Londres, National Gallery Firmado en la base de la cruz RAPHAEL URBINAS P.

Rafael Sanzio - Crucifixión Gavari Crucifixión Mond

Rcepresenta, ante un fondo de paisaje (en el que se ha querido reonocer Florencia), a Cristo crucificado con dos ángeles a los lados recogiendo en unos cálices la sangre que brota de sus manos y de su costado. Abajo, a los lados de la cruz, están de pie la Virgen a la izquierda y san Juan a la derecha, mientras que de rodillas aparecen san Jerónimo y la Magdalena. La tabla, firmada en la base de la cruz, fue realizada junto con la predela, de la que quedan dos compartimentos (Eusebio resucita tres muertos con la túnica de san Jerónimo, Lisboa, Museo de Arte Antiga; San Jerónimo salva al obispo Silvano del martirio, Raleigh, The North Carolina Museum of Art) por el joven artista para el altar Gavari, en la iglesia de San Domenico a Castello, en 1503, año que aparecía antiguamente en una inscripción que figuraba en el altar, hoy perdida. La obra fue adquirida en 1818 por el cardenal Fesch y después de pasar por varias colecciones particulares, entre ellas la Mond (nombre con el que aún es conocida), en 1929 fue comprada por la National Gallery de Londres.

La tabla es uno de los encargos que se hicieron a Rafael en Cittá di Castello después de que, en 1499, el artista que más trabajaba en dicha ciudad, Luca Signorelli, se hubiese trasladado a Orvieto. Los encargos asumidos por Rafael el Estandarte de la Trinidad, fechable en 1499 (Cittá di Castello, Pinacoteca Cívica), el Retablo de San Nicolás de Tolentino, destruido, realizado entre 1500 y 1501, como después los Desposorios de la Virgen, de 1504 (Milán, Pinacoteca Brera) y, como ejemplo de una fase intermedia, precisamente la Crucifixión Gavarni muestran cómo el lenguaje y los esquemas compositivos de Perugino, uno de los artistas más célebres de la península italiana en aquellos años, fueron poco a poco siendo superados por Rafael, quien, en el paisaje que se aleja y en la mayor atención que se presta a la diversificación de los sentimientos y las reacciones anímicas de los personajes, se encamina a la formación de un lenguaje absolutamente personal.