1887-1888
Óleo sobre lienzo,
65 x 51 cm
París, Colección Stravos S. Niarchos

Vincent van Gogh - Retrato de pére Tanguy

Julien Tanguy era un viejo comerciante en colores a quien los artistas llamaban "pére" por su edad avanzada. Había combatido por la Comuna de París y había estado en la cárcel. Tanguy ponía en práctica su ideal de un mundo mejor ayudando a los artistas jóvenes pobres, aceptando sus lienzos como pago de los materiales para pintar, concediéndoles crédito, incluso compartiendo con ellos su humildes comidas. Durante mucho tiempo fue la única persona que expuso las telas de Vincent, junto con las de Paul Cézanne. Fue en casa de Tanguy donde el holandés conoció al neoimpresionista Paul Signac y donde inició una de las amistades más duraderas de su vida, la que entabló con el simbolista Émile Bernard. El propio Tanguy mostró ser un verdadero amigo de Van Gogh y acudió a Auvers a asistir a su funeral. El artista le hizo dos retratos, utilizando en ambos casos como fondo algunas de la estampas japonesas suyas y de su hermano, expuestas hoy en el Van Gogh Museum de Amsterdam. Hasta el propio Tanguy es representado al modo oriental, como una silueta oscura que se destaca ante el fondo decorativo. La falta de indicaciones espaciales evita cualquier distracción y la mirada se concentra enteramente en el personaje, representado por Vincent con gran participación y humanidad, casi conmovedora. El hombre aparece sentado, con sombrero y chaqueta abotonada; las manos grandes, toscas, unidas sobre el regazo; tiene el rostro serio y la mirada un poco desconcertada. El artista no ha idealizado al anciano combatiente; se ha centrado en la realidad psicológica del hombre, cuya expresión deja traslucir la bondad de su carácter. Van Gogh nos ofrece una imagen contemplativa, pero su estilo es todavía un tanto vacilante, no totalmente consolidado, a pesar de que está ya abandonando la pincelada impresionista por una factura más enérgica y penetrante, encaminada a restituir una imagen cargada de emotividad.