1514-1516
Tabla, pasado a lienzo, 238 x 150 cm Bolonia, Pinacoteca Comunale

Rafael Sanzio - Santa Cecilia entre los santos Pablo, Juan Evangelista, Agustín y Magdalena (Éxtasis de santa Cecilia)

La obra, mencionada por Giorgio Vasari, fue encargada a Rafael por la noble boloñesa Elena Duglioli dall'Olio, para una capilla que la propia Duglioli había mandado erigir en la iglesia de San Giovanni in Monte de Bolonia, capilla que, según un biógrafo de la beata, Elena habría decidido edificar al haber recibido como regalo del cardenal Alidosi una reliquia de santa Cecilia, de la cual era muy devota. El edificio, terminado en 1516, fue consagrado en 1520 y en él permaneció la pintura hasta que fue requisado en 1798 y llevado a París, donde estuvo hasta 1815, espacio de tiempo en el transcurso del cual, en 1803, fue pasada a lienzo.

En este cuadro se observa cómo Rafael prosigue, después de las grandes innovaciones aportadas en la Virgen de Foligno y en la Madonna Sixtina, las meditaciones "acerca de la estructura y el significado de imagen devocional de la pala de altar [...] Los motivos del éxtasis musical, que se asocia con santa Cecilia a partir de la tabla de Rafael, hallan explicación más bien en relación con la personalidad de la patricia boloñesa, cuyos frecuentes estados visionarios y estáticos describen difusamente las fuentes contemporáneas, estados en los cuales tenía papel preponderante el embeleso provocado por la música celestial de los ángeles" (De Vecchi). Es el éxtasis de la santa, que se abandona, incluso físicamente, al coro de los ángeles que se sitúan en la parte superior del cuadro, mientras que a sus pies los instrumentos musicales (entre ellos una viola da gamba, tres flautas y una pandereta, además del órgano) pierden todo su valor en comparación con la armonía celestial. El éxtasis no es compartido por los otros santos, Pablo, Juan Evangelista, Agustín y Magdalena, que aparecen como conscientes testigos del acontecimiento. En esta representación no se coloca al espectador ante la imagen de lo divino que está en el corazón de la santa, sino ante una figuración del éxtasis al cual es arrebatada.