Rafael Sanzio - Retrato de Tommaso Inghirami, llamado Fedra Inghirami
- Detalles
- Marta Olmos
- Rafael Sanzio obras de arte
Hacia 1510
Tabla, 62,3 x 89,5 cm Florencia, Gallería Palatina del Palazzo Pitti
Formaba parte de las colecciones del cardenal Leopoldo de Médicis y estaba en el denominado "Salón de los cuadros", donde se conservaban las obra de mayor valor. Tras la muerte del cardenal, el retrato ingresó en la Gallería y desde allí pasó al palacio Pitti, de donde se lo llevaron los franceses en 1799 y donde fue de nuevo colocado en 1816, en la Sala llamada de Saturno. La historia del cuadro y de su valoración se ha visto condicionada por la presencia de una obra idéntica procedente de la casa Inghirami, de Volterra, adquirida a finales del siglo XIX por Isabella Stewart Gardner y tenida durante mucho tiempo por el ejemplar auténtico. Sin embargo, los resultados de las exploraciones diagnósticas han revelado un dibujo sumario pero decidido para las carnaciones y la ejecución a base de veladuras que recuerda los retratos hechos por Rafael en Florencia.
Estas consideraciones apoyan la autenticidad de la obra y una fecha en torno a 1510, año en que el personaje fue nombrado prefecto de la Biblioteca Vaticana. Tommaso Inghirami en su escritorio parece alejado de los cánones de la retratística celebratoria de la que los ejemplos los retratos de Angiolo Donni y Magdalena Doni; el artista presenta al literato en su propio ambiente.
El docto humanista, que nació en Volterra en 1470 pero creció en la corte de Lorenzo el Magnífico, se trasladó con apenas trece años de edad a Roma, donde comenzó su carrera de hombre de cultura, jalonada de títulos, encomiendas y beneficios eclesiásticos, hasta llegar, en la época de julio II, al cargo de prefecto de la Biblioteca Vaticana. Su posición de prestigio no cambió con León X, con el cual tenía relación desde los tiempos en que frecuentaba la corte medicea en Florencia. Debió el sobrenombre de Fedra a un episodio que le ocurrió en la Ciudad Santa en 1488, cuando, haciendo el papel de Fedra en el Hipólito de Séneca, a causa de un accidente en la maquinaria teatral se vio obligado a distraer al público improvisando composiciones poéticas.