1912
Collage de óleo, tela encerada, papel y cuerda sobre lienzo, 27 x 35 cm París, Musée National Picasso

Picasso - Naturaleza muerta con silla de rejilla

Gertrude Stein describió así las obras de Picasso y Braque de estos años: "Era la época de las naturalezas muertas, de las mesitas de color gris, de infinitas variantes de gris; ellos se divertían de todas las maneras, coleccionaban instrumentos musicales, objetos, manteles con flecos, pipas, vasos, clavos. Picasso empezó a divertirse haciendo cuadros con planchas de zinc, hojalata, papier collé. No hacía escultura, hacía pintura con todas estas cosas". Este cuadro, del cual Picasso no quiso desprenderse nunca, supone una auténtica revolución: en él se pasa de la metáfora de lo real (la imitación de materiales con el pincel por medio del trampantojo) a la introducción del objeto mismo, cuya representación de otras maneras puede por tanto evitar. El lienzo contiene un trozo de tela encerada que imita la rejilla de una silla, pegada al lienzo, mientras que, paradójicamente, la propia tela encerada se convierte en una imitación. Junto con su fuerte carga innovadora, el cuadro muestra las habituales características del cubismo analítico, en el cual el espacio es definido a través de múltiples puntos de vista que comportan la fragmentación de los objetos. Como en Naturaleza muerta con botella de licor y Ma Jolie, Picasso traduce el conocimiento y el recuerdo del objeto más que su visión en perspectiva en el espacio. En este conjunto de objetos entremezclados distinguimos una pipa, un periódico (representado por las tres letras JOU, que, como en Ma Jolie, anuncian el cubismo sintético), una copa, una raja de limón y un cuchillo. Todo ello halla espacio y lugar en una silla o en una mesita, representadas por el óvalo mismo del cuadro. La cuerda, que Picasso usa como marco, simboliza metafóricamente el borde de la mesa. Los colores dominantes son los acostumbrados marrones y grises, sólo interrumpidos por el amarillo naturalista del limón.