Claude Monet - Comida en el jardín (Panel decorativo)
- Detalles
- Marta Olmos
- Claude Monet obras de arte
Año 1873
Óleo sobre lienzo, 160 x 201 cm, París, Musée d'Orsay
Monet vuelve a tratar un tema que ya había abordado unos años antes en la Comida en la hierba, obra en la que demuestra que en esta fecha ya ha superado las enseñanzas realistas de Courbet. En la Comida de los años sesenta, todo estaba descrito con gran abundancia de detalles y se daba gran relieve a las figuras. En esta versión más tardía del mismo asunto, la protagonista absoluta del cuadro es la naturaleza muerta, compuesta por la mesa puesta y el carrito de mimbre. Las figuras están presentes, pero asumen el mismo relieve que los objetos. El hijito de Monet, Jean, está sentado junto a la mesa jugando, mientras que desde el fondo avanzan dos figuras femeninas parcialmente ocultas en la densa vegetación. Los elementos que componen el cuadro concurren para ofrecernos un vivaz fragmento del encanto de la vida al aire libre: la composición de frutas y las piezas de vajilla decorada sobre la mesa, el mantel blanquísimo y el contorno florido de los arbustos; la sombrilla y la cesta abandonadas en el banco nos informan de que la comida acaba de terminar y los comensables se han marchado hace un momento.
Este cuadro, de grandes dimensiones, figura en la segunda exposición impresionista (1876) con el título Panel decorativo, revelador de la costumbre burguesa de adornar las habitaciones con pinturas de paisaje, cuyos temas debían despertar el recuerdo de un campo alegre y soleado. En la afortunada selección cromática y en la adopción de una pincelada larga y sutil, Monet se aproxima a algunos resultados de Renoir, en cuyas obras la superficie es muy lisa y luminosa, casi nacarada, si bien Monet conserva la pincelada densa y cargada de materia visible sobre todo en la zona del mantel blanco, es decir, en el punto más luminoso del cuadro. Su estudio de la luz está resuelto a base de salpicaduras brillantes que se posan sobre la mesa y el banco, utilizadas después por Renoir para representar el efecto vertiginoso del Baile en el Moulin de la Galette.