1935
Óleo y cuerda sobre cartón pegado a tabla, 104,7 x 74,6 cm Nueva York, The Museum of Modern Art © 2004, Digital image, The Museum of Modern Art, Nueva York / Scala, Florencia

Miró - Cuerda y personas I

Este collage sigue la línea trazada por los "cuadros salvajes", realizados en coincidencia con los hechos políticos que tenían lugar en la realidad española. Como todos los anteriores, no hace referencia a sucesos políticos concretos sino que quiere ser expresión general de un escenario de dolor y espanto que es acentuado por la presencia de la cuerda como elemento real pegado al cuadro, una cuerda que en Miró se convierte en símbolo de la violencia y de la opresión; en el cuadro se enrolla al cuello de las figuras del fondo. El modo de presentar estos personajes es extraordinariamente sintético en el trazo rápido y negro que encierra el color sólo aquí y allá, dejando ver en diversos puntos la superficie del soporte pictórico. La cuerda se entona con este fondo, creando un efecto uniforme que refuerza el papel de los pocos colores usados, negro, rojo, blanco y el indefectible azul. La presencia de la cuerda es interpretada por Dupin (el principal biógrafo del artista) como una referencia a un instrumento muy usado por los campesinos, contextualizador de las figuras que pueblan la obra. Man Ray, por el contrario, la atribuye a un episodio ocurrido durante un acalorado debate entre artistas, en el cual Miró se había negado a intervenir. Max Ernst, su vecino de estudio, con ayuda de otros que lo sujetaban, le enrolló una cuerda al cuello para obligarlo a expresar su opinión, cosa que el obstinado catalán no hizo. La obra, con la presencia en relieve de la cuerda, constituye un extraordinario precedente de las Combine Paintings de Rauschenberg, que consisten precisamente en la inserción de los objetos más variados sobre la superficie bidimensional del cuadro, con el fin de trastocar la tradicional idea de espacio pictórico.