Diego Velázquez - Menipo
- Detalles
- Marta Olmos
- Diego Velázquez obras de arte
Año 1639-1642
Óleo sobre lienzo, 179 x 94 cm Madrid, Museo Nacional del Prado
Todos está de acuerdo en la autenticidad de ese lienzo, aunque no está firmado, como es habitual en el artista sevillano. Las opiniones, por el contrario, no coinciden en cuanto a la fecha. Por la maestría de la técnica, el cuadro podría corresponder incluso a la última época de la vida de Velázquez. Sin embargo, según el catálogo del Museo del Prado, habría sido pintado en torno a 1639 y 1640 para la Torre de la Parada, el pabellón de caza, al igual que Esopo y Marte, de destino y tamaño similar. Lo cierto es que la cabeza del Menipo revela una notable madurez y una gran fluidez y soltura.
En cuanto al personaje, una inscripción, que parece de mano del pintor, revela el nombre de "Moenippus", filósofo griego, nacido en Gadara hacia el 270 a. C., autor de algunos poemas satíricos contra los epicúreos y al que se incluye entre los cínicos por su desdén hacia las divisiones sociales y las apariencias. La figura, canosa muestra una edad semejante a la de Esopo,. es alta y flaca y se presenta de perfil, volviendo el rostro hacia el observador con expresión burlesca. Está envuelta en una vieja capa de color azul verdoso que le llega a los pies y que sostiene con la mano izquierda a la altura del pecho. La cara y los dedos son lo único visible del cuerpo. Unas grandes y gastadas botas de cuero y unas calzas deterioradas le cubren los pies y parte de las piernas.
Velázquez ha pintado admirablemente junto al filósofo un infolio abierto y otro libro en octavo, encuadernado en pergamino y apoyado en un rollo de papel, emblemas de una filosofía que no sirve para vivir y que el cínico desprecia. En segundo plano, a la derecha, un ánfora de terracota, en precario equilibrio sobre lo que parece ser una tabla apoyada en dos rodillos, alusión tal vez a un problema de física, tal vez a la fugacidad de la vida. la luminosidad del suelo parece extenderse al espacio externo del cuadro, como en La meninas. El fondo es de un color tostado muy luminoso, que se acentúa en la parte baja, donde destaca el ánfora ocre.