Vincent van Gogh - La italiana
- Detalles
- Marta Olmos
- Vincent van Gogh obras de arte
1887
Óleo sobre lienzo,
81 x 60 cm
París, Niusée d'Orsay
En 1887, Van Gogh organizó en el Café Le Tambourin, cuya propietaria era Agostina Segatori, una exposición de estampas japonesas. La mujer había sido modelo de Degas y Vincent tuvo con ella una breve relación. Es muy probable que la protagonista del cuadro del Musée d'Orsay, hecho en París, sea precisamente la Segatori.
En la pintura, Van Gogh parece continuar idealmente su línea de "tipos" de personas, que había iniciado en Brabante, como si quisiera representar el prototipo de la italinidad. La modelo está, en efecto, vestida con lo que par. ece ser un traje folclórico, como indican el pañuelo en la cabeza, el delantal plegado y los puños rojos. Tiene en la mano dos flores del campo, alusión a la vida rústica del campo. Al contrario de todo lo que había hecho en Holanda, sin embargo, donde se lamentaba porque los campesinos pedían posar con el vestido de los domingos, no ha presentado a la mujer en traje de trabajo. Su vestido es una explosión de color y la superficie de la falda se transforma en un auténtico caleidoscopio. En el cuadro se ha combinado una serie de influencias pictóricas: si el cuadro revela hacia cierto punto la influencia del impresionismo, sobre todo en la representación de la piel de la mujer como una superficie viva, entretejida de luces y reflejos de los colores de alrededor, más marcada está la coincidencia de otras dos influencias, la del puntillismo y la de las estampas japonesas. La dos enseñan a Vincent la yuxtaposición de colores puros, dando como resultado una mayor luminosidad de las superficies, que parecen casi esmaltadas.
Los amigos Seurat y Signac, promotores del neoimpresionismo, estaban además acostumbrados a completar sus obras con borde pintado con puntos, cuyas variaciones de color seguían el desarrollo cromático de la obra; para hallar aquéllas, el artista se inspira haciendo los dos bordes "a flecos". En su extrema libertad, sin embargo, revelan asimismo la influencia de las estampas japonesas, que Van Gogh admiraba profundamente.