Picasso - Mujer en el diván I
- Detalles
- Marta Olmos
- Pablo Picasso obras de arte
1970-1971
Oleo sobre lienzo, 146 x 114 cm Colección particular
Las postreras obras de Picasso parecen analizar en todos sus aspectos el tema amoroso, y lo hacen con una pintura siempre renovada. Ahora, sus lienzos adquieren una nueva sensibilidad crornática y formal. Líneas curvas, espirales y formas ovaladas son puestas en directa contraposición a narices y nucas cortantes y afiladas. Los reflejos nacarados de los miembros inferiores y el rojo vivo y denso del fondo entran sin embargo en conflicto con el azul sucio de algunas zonas, mezclado con un melancólico gris que parece simbolizar el paso del tiempo. En cráneos desproporcionados, deformados, los ojos se pierden uniéndose a narices y bocas duras, rígidas, casi metálicas. En esta obra, el cuerpo de la mujer parece dividirse en las dos extremidades. Un hipotético beso, muy distinto del apasionado y casi no humano de 1925, aproxima a las dos figuras. La cita de un acto casi incumplido parece además subrayada por la ausencia de corporeidad del personaje de la derecha, que como un fantasma apenas indicado se mimetiza con el fondo, de un gris azulado. El trazo con que están hechas las figuras parece volver al grafismo de las obras de la segunda postguerra, Cráneo, erizos de mar y lámpara sobre la mesa (1946) y La cocina (1948). El lienzo fue realizado en Mougins, donde el mar y la luz parece haber influido en muchas de las opciones cromáticas de Picasso. El azul de esta pintura pasa de zonas oscuras a transparencias casi vítreas. El tiempo, el amor y la pintura son los temas que el artista quiso seguir cultivando hasta el final en sus experimentaciones pictóricas. El mismo declaró: "Todo lo que he hecho no es más que el primer paso de un largo camino. Se trata únicamente de un proceso preliminar que deberá desarrollarse mucho más adelante".