Picasso - Mujer sentada (Retrato de Marie Thérése)

1937
Óleo sobre lienzo, 100 x 81 cm París, Musée National Picasso

Es interesante comparar el retrato de Marie Thérése con el de Dora Maar, poco posterior; a la seriedad y elegancia de ésta se contrapone la despreocupación y soltura de aquélla. Las líneas puntiagudas que describen el cuerpo y el vestido de Dora se disuelven aquí en amplias curvas que fajan el pequeño cuerpo de la joven amante de Picasso. El rostro, pintado en un solo color, resulta más homogéneo y menos fraccionado que el de Dora, la fotógrafa; de ésta muestra Picasso su carácter fuerte y carismático, mientras que de la primera captamos su dulzura y su alegría. Los brillantes colores se atenúan convirtiéndose en tonos pastel basados en contrastes. Es en el arte del retrato donde Picasso ha sabido concentrar mejor su propia actitud para revelar la psicología del protagonista, cosa que logra quizá como nunca en esta obra.