Picasso - Retrato de Gertrude Stein
- Detalles
- Marta Olmos
- Pablo Picasso obras de arte
1905-1906, reelaborado en el otoño de 1906
Oleo sobre lienzo, 99,6 x 81,3 cm Nueva York, The Metropolítan Museum of Art
Afinales de 1905, Picasso pidió a Gertrude Stein que posara para él. Escritora y amiga de Picasso, además de su primera verdadera mecenas junto con su hermano Leo, Gertrude es una mujer de ojos oscuros y profundos y fuerte personalidad, que Picasso consigue traducir con un realismo respetuoso y discreto. La propuesta del artista sorprende, sobre todo, porque generalmente trabajaba en ausencia del modelo, una costumbre excéntrica que motivaba que Picasso fuese acusado por los demás artistas de provocar el desempleo entre los modelos. Cuenta Gertrude Stein que tuvo que posar más de ochenta veces para que Picasso quedase satisfecho de su trabajo. Pero no bastó; un día, el artista borró la cabeza, diciendo: "No consigo verla cuando la miro". En el otoño de 1906 concluyó el cuadro sin haber visto más a la modelo, a la cual se lo regaló después. Muchos amigos de la escritora se sintieron impresionados por la severidad del rostro, que compararon con una máscara. Picasso respondió con punzante ironía: "Todos piensan que no se parece en absoluto a su retrato, pero usted no haga caso; al final conseguirá ser exactamente así". Gertrude Stein legó el retrato en su testamento al Metropolitan. En la época se observó en él un parecido extremo; Picasso, una vez más, había logrado ver a su modelo con gran profundidad y agudeza. La cabeza, cuya ejecución fue tan trabajosa, está tratada de un modo severo; los ojos, profundamente dibujados, confieren al sujeto una seguridad y una nobleza desconocidas en los retratos anteriores. La posición de las manos y los brazos recuerda el cuadro de Ingres Retrato de LouisFrawois Bertin, que Picasso vio en el Louvre. El aspecto compacto de la figura y la actitud sólida y severa. claramente influida por los grandes retratístas clásicos, convive con un rostro cuya dureza y cuyos rasgos escuadrados anuncian el protocubismo de las Señoritas de Aviñón.