Bartolomé Esteban Murillo - La Dolorosa
- Detalles
- Marta Olmos
- Bartolomé Esteban Murillo obras de arte
Año antes de 1660
Oleo sobre lienzo, 166 x 107 cm Sevilla, Museo Provincial de Bellas Artes
Es un lienzo muy singular dentro de la producción de Murillo. Presenta dificultades de interpretación, ya que no muestra a la Madre de Dios en un momento iconográfico preciso. El tema es habitual en la imaginería barroca española e ilustra el sufrimiento de María en el momento posterior a la Flagelación, cuando Cristo, coronado de espinas, es expuesto al pueblo. Por este motivo, la Dolorosa suele ser pareja habitual del Ecce Homo, sin que se haya podido encontrar ningún cuadro de la pasión de Cristo emparentado con la Dolorosa del Museo de Sevilla.
Las propias características del lienzo inducen a la confusión. No parece hacer alusión a un momento anterior a la muerte de Cristo, sino más bien a una búsqueda de consuelo en la providencia divina después de la muerte de Jesús. La Virgen parece más próxima a la de una Piedad sin el cuerpo de Cristo en su regazo que a la de una Mater Dolorosa. Se ha querido interpretar también como imagen de la Virgen de la Soledad, que representa a la Madre de Dios después del entierro de Jesús. El tema, muy grato a la espiritualidad barroca, permite representar una amplia gama de sentimientos que van desde la oración concentrada hasta el sufrimiento desgarrador. Sea cual sea su significado, el cuadro es un hermoso ejercicio en el que Murillo muestra sus enormes dotes como pintor de sentimientos. La conmovedora expresividad de la Virgen implorante es tratada por el artista sevillano con gran delicadeza y cercanía. La huella de su etapa claroscurista se percibe aún en la iluminación, que acentúa el fino modelado de las manos y el rostro de la Virgen.
El cuadro se menciona por primera vez en el País Vasco, lo que invitó a algunos estudiosos a suponer que viajaba en una carreta del rey José, rumbo a Francia, después de la decisiva derrota francesa en la batalla de Vitoria. Formó parte de una colección privada inglesa hasta que fue comprado en 1913 por el marqués de Larios, cuya viuda lo donó en 1949 al Museo de arte de Sevilla.