Bartolomé Esteban Murillo - Fray junípero y el pobre
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- Marta Olmos
- Bartolomé Esteban Murillo obras de arte
Año 1645 y 1646
Óleo sobre lienzo, 176 x 221,5 cm París. Musée du Louvre
tia caridad reaparece en esta pintura del ciclo para el convento de San Francisco, donde permaneció hasta el saqueo de las tropas de Napoleón, que la sacaron de España. El tema fue identificado por Diego Angulo Iñiguez, el mayor estudioso reconocido de la obra de Murillo, en 1961. Antes, el lienzo era titulado "Un pobre quitándole los hábitos a un lego", "Un fraile robado por un bandido", e incluso se llegó a proponer la curiosa hipótesis de que representara a san Diego en el momento de convertir al jefe de los indios guanches de Fuerteventura (Islas Canarias).
En un paraje desolado, inspirado probablemente en grabados de origen flamenco del siglo XVI, fray Junípero, que a la postre sería canonizado, es abordado por un mendigo que no vacila en arrebatarle sus hábitos. Al fraile le había prohibido su superior que regalara su ropa a los pobres, lo cual no impide que, parsimoniosamente, deje que se la quiten de nuevo. No debe, pues, parecer extraña la confusión que reinó en torno a la denominación del cuadro, si nos fijamos en la determinación con la que el mendigo despoja al fraile de su vestimenta.
Un sentido de grandilocuencia y monumentalidad, acentuado por la desnudez del entorno y el contraste lumínico, parece envolver la sencilla escena. Son éstos unos rasgos presentes en varios lienzos de la serie del claustro chico, que Murillo, sin embargo, abandonará a medida que madure su estilo y encamine su pintura hacia un sentir más próximo a lo cotidiano y popular. De la composición, muy lograda y en la que el pintor introduce uno de sus primeros paisajes, se deduce la rápida evolución estilística en el breve lapso de uno o dos años.
Las figuras se integran de forma armoniosa en el paisaje abierto y revelan un mayor dominio de la técnica, y concretamente del estudio del natural. La figura del mendigo, en la que destaca el excelente estudio anatómico, parece inspirarse en el espléndido desnudo académico de uno de los herreros de la Fragua de Vulcano, de Velázquez (Museo del Prado, 1630).