Dalí - El verdadero cuadro de la Isla ele los muertos de Arnold Bácklin a la hora del Ángelus
- Detalles
- Marta Olmos
- Salvador Dalí obras de arte
1932
Óleo sobre lienzo, 77,5 x 64,5 cm Wuppertal, Von der Heydt Museum
En Salvador Dalí, como antes en el inventor de la pintura metafísica, Giorgio de Chirico, hay una influencia de la atmósfera melancólica de los cuadros del maestro suizo Arnold Bócklin (18271901), cuyo motivo más famoso, el de la Isla de los muertos, repetirá a menudo, con su densa población de cipreses, que hace de triste corona a un islote totalmente rocoso. El título del cuadro hace también referencia, sin embargo, a uno de los grandes mitos dalinianos, el del Ángelus de Millet, que reaparece obsesivamente en toda su obra y del que se ocupa de manera difusa en uno de sus escritos más famosos, Le mythe tragique de l'Angelus de Millet, de 1963. En este caso es el título el que proporciona una frágil guía a la comprensión de este singular asunto. La isla de los muertos había sido definida por el propio Bácklin como "un cuadro para soñar" éste era de hecho el deseo de quien lo había encargado, Marie Berna "que debía comunicar una impresión de silencio tal que hiciera sentir espanto al oír llamar a la puerta". El cuadro de Dalí, inmerso en una suspensa atmósfera crepuscular, conserva su sensación de misterio, acentuado por la inclusión de una minúscula figurilla a la orilla del mar la única presencia animada de todo el cuadro, recuerdo de la figura espectral representada en la barca, que en el cuadro del maestro de Basilea acompaña el féretro cubierto de flores a la última y definitiva morada. De sabor puramente surrealista, magritiano en los detalles de las hendiduras del borde y la taza de la izquierda, que recoge el misterioso chorro, en todo similar al larguísimo mango del cuchillo que aparece en Símbolo agnóstico, realizado el mismo año.