Dalí - La persistencia de los recuerdos
- Detalles
- Marta Olmos
- Salvador Dalí obras de arte
1931
Óleo sobre lienzo, 24 x 33 cm Nueva York, The Museum of Modern Art (donación anónima, 1934) © 2004, Digital image, The Museum of Modern Art, Nueva York / Scala, Florencia
El cuadro, conocido también como Los relojes blandos, es uno de los más famosos y enigmáticos de Dalí. Conocemos el origen de esta imagen, ya que él mismo, en la Vida secreta, cuenta cómo tuvo la intuición de los relojes blandos y cómo los insertó en un paisaje que ya había pintado antes. Una tarde que Gala había salido con unos amigos, él, que no se encontraba muy bien, se había quedado en casa y había cenado Camembert: la tierna consistencia y la forma redonda de este queso hizo nacer en él la idea de añadir los "relojes blandos" a una vista de la bahía de Port Lligat al atardecer que se hallaba en el caballete, en el estudio. Dalí se puso de inmediato manos a la obra, la idea tomó cuerpo y en pocas horas el cuadro estaba terminado. La figura central, la cara con larguísimas pestañas que aparece obsesivamente en todos los cuadros de esta época, se inspira en una extraña roca que el pintor había visto en el cabo de Creus, cuya forma es muy semejante a la de esta figura. Una esfera de reloj deformada, como a punto de derretirse, había aparecido ya en una obra del año anterior, Osificación prematura de una estación, en la cual la yuxtaposición del motivo de la hora y el de los trenes remite sin duda a bien conocidos motivos chiriquianos. La noción del tiempo que pasa, además de por los relojes que dan su exacta medida, es sugerida en Dalí por las sombras que los objetos y personajes proyectan a su alrededor, unas sombras que se pueden considerar equivalentes a la generada por un reloj de sol. En un texto publicado en la revista Minotaure en el invierno de 1935 dirá: "El tiempo es la dimensión delirante y surrealista por excelencia". Esta pintura se expuso en enero de 1932 en la retrospectiva dedicada a los surrealistas por la galería Julien Levy de Nueva York, y poco después adquirida por el Museum of Modern Art.